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Mi experiencia de la Bisexualidad

Por: Ale Struck


Activista LGBTTTI y por los derechos a la educación para jóvenes. Colaboradorx de Musas de Metal desde hace 8 años. Drx. Filósofía por la UNAM. Persona no binaria, Pansexual, Poliamorosa, BDSM, Nudista y Vegetariana. Docente a nivel superior y medio superior desde hace 2 décadas.

 

No quería empezar este escrito, con una definición de esta atracción sexual, ni con los problemas de las personas bisexuales, sino compartir mis experiencias de los contrastes entre dos épocas, la mía en que parecíamos no existir, estar ocultos y pasar desapercibidos en el ambiente hetero o en el ambiente gay, años en que la palabra bisexual ni siquiera flotaba en el ambiente y la actual en que la palabra se ha vuelto de uso cotidiano, tiene su bandera y hay celebridades que se asumen bisexuales. Impensable en mis épocas.


Me descubrí persona bisexual por la década de los 80, cursaba el bachillerato y me enamore de unos de mis mejores amigos, fue un amor inconfesable, hasta ese momento yo creía que sólo me gustaban las mujeres, pero yo no era un chico homosexual, tampoco me consideraba un hombre hetero, yo no me sentí confundido porque me gustaran las dos cosas, desde temprana edad me gustaba navegar en contra de la corriente, así que este descubrimiento me asombraba y lo disfrutaba porque hacía para mí, más interesante mi vida y mi identidad, sin embargo tanto mi condición bisexual como mi amor adolescente permanecieron en silencio, eso me dolía, no sabía cómo salir del armario, bueno lo conté a todo mi grupo de amistades en ausencia de mi enamorado, en una fiesta ochentera con una buena borrachera encima, pero nadie me creyó, sólo pensaron está confundido y demasiado borracho, hoy me calificarían de hetero confundido y de víctima de la confusión de la borrachera, pero tal vez en el dicho de que las personas pequeñas, niñas y niños, además de las personas en estado de ebriedad siempre dicen la verdad, esconde algo de realidad.



Ahora que lo veo a distancia, yo no estaba confundido, ni conflictuado por mis deseos, sino por el miedo a ser descubierto, y la otra confusión que tenía era que no conocía una palabra para nombrar mi condición, puede ser que al inicio del siglo XX el padre de la psicoanálisis, Sigmund Freud hablara de bisexualidad, pero para el común de las personas esos eran términos de especialistas, inclusive desconocidos, casi una década después ya en mi vida universitaria apareció en mi vida por primera vez la palabra bisexual, y en mi mente retumbo con alegría ¡Eso soy yo! Las personas bisexuales tenemos claro que somos bisexuales, no somos un porcentaje gay y otro porcentaje hetero, simplemente somos bisexuales. Cuando empecé a salir del closet a mediados de los 90´s, tenía que hacerlo repetidas veces, siempre se negaba mi condición, yo no podía existir, o se me consideraba un chico gay en proceso de asumirlo o un hetero confundido, la otra complicación fue salir del armario en cada relación, a veces en ese momento la relación terminaba, ogras veces decían estar abiertas o abiertos a esa condición pero algo les molestaba y la relación terminaba. Algunas de mis relaciones pensaban que si era bisexual era más promiscuo o infiel, pero no, así no es, no tiene nada que ver la orientación sexual con ser más infiel o más promiscuo.



Que ventaja tienen las nuevas generaciones de contar con todo un vocabulario aun en configuración, para nombrar su condición y reconocer su existencia. Pero detrás de ello, existen luchas, activismo, marchas, libros de difusión, personajes en películas y series, grupos de convivencia, que han incorporado en el lenguaje, la moda, la música, la cultura popular y la vida pública la diversidad.


Años después conocí La escala de Kinsey, que me mostró que entre la condición heterosexual y la homosexual hay un infinito, después conocí orientaciones inclusive que trascendían los puntos intermedios de esta escala como la asexualidad, la demisexualidad, la polisexualidad, la sapiosexualidad. Un día llegó a mis manos el libro de “Bisexualidades” de Rinna Riesenfeld, ahí descubrí que no existía la bisexualidad sino un sin números de bisexualidades. Hoy en el nuevo siglo la palabra bisexual y varias del vocabulario LGBTTTI son de uso común, hay una cultura bisexual que flota en el ambiente que en mi época de adolescente no existía, yo como varias personas creía ser la única criatura de mi especie, en esta diversidad de bisexualidades hay quien le gustan más las mujeres, otras personas bisexuales se inclinan más por los hombres, por las personas no binarias o les da exactamente igual a que género pertenezca su ligue. También hay quien siente mas atracción sexual hacia un género y más atracción emocional hacia otro, el paraguas de la diversidad bisexual es muy amplio.



Pero ¿Qué define una identidad? Una definición generada por un intelectual, un militante o por las personas que se asumen bisexuales, Freud jamás pensó en las personas no binarias, ni en culturas con dos o más géneros, para el sólo existían las mujeres y los hombres, mientras el activismo bisexual surge como una oposición a la mono - atracción, es decir la atracción por un solo género, ya sea heterosexual o homosexual, por ello cuando apareció el termino pansexual varias personas del activismo bisexual lo calificaron como transfóbico, porque la forma en que la mayoría de las activistas defendían la bisexualidad, asumía que no importaba al género de las personas, por lo que para muchas activistas bisexuales el termino pansexual no tenía sentido, sin embargo para otras sí, porque la pansexualidad sólo era una de las múltiples formas de ser bisexual, este conflicto sigue sin resolverse, los que defienden las raíces lingüísticas, afirman que la palabra bisexual sólo puede referir a 2 géneros porque “bi” en latín significa 2, mientras las personas que defienden la bisexualidad por oposición a la monosexualidad, sin embargo para algunos la pansexualidad va más allá de la bisexualidad, “pan” en griego refiere a “todos”, en este sentido a las personas pansexuales no les importa el género de la personas de quienes se sienten atraídas, inclusive yo distinguiría dos formas de pansexualidad, aquella que reconoce un deseo corpóreo y aquella que la atracción trasciende el género y lo corpóreo para encontrarse en lo espiritual; confieso que me asumo persona bisexual y pansexual, que a mi si me atraen los cuerpos, ciertos tipos de corporalidades femeninas, masculinas y andróginas, pero también reconozco que existen personas bisexuales que no se asumen pansexuales y personas pansexuales que no se asumen bisexuales, finalmente una identidad o una forma de atracción no puede ser impuesta desde afuera, se asume de forma libre, por lo que no existe una sola forma de entender la bisexualidad, ni la pansexualidad.


Mi mente quedó más clara con la propuesta del paraguas bisexual, que no toda persona bisexual acepta, ahí la polisexualidad (atracción por 2 o más condiciones pero no por todas), la pansexualidad (atracción más allá del género) , la hetero flexibilidad (la persona heterosexual que asume que puede tener eventuales atracciones homosexuales), la homoflexibilidad (la persona homosexual que acepta que puede llegar a tener atracciones heterosexuales) e inclusive de forma análoga la lesboflexibilidad, pero el problema que se mantiene, es que no toda persona lesboflexible, homoflexible o heteroflexible se asume bisexual; alguien podría proponer definir las atracciones sexuales desde las prácticas, pero las prácticas no siempre coinciden con las llamadas orientaciones sexuales. Así que una atracción está definida por una serie te tensiones de significado, como la historia del activismo, las raíces lingüísticas, pero sobre todo por el uso que se le da en el lenguaje cotidiano, y en este uso la última palabra la tienen las personas que la asumen como su identidad.



La identidad de una atracción genera grupos de encuentro, para personas con intereses comunes, banderas de lucha, aunque también las palabras pueden dividir, a veces las personas diversas también discriminamos, existe mucha discriminación en el interior de la población no-heterosexual, a veces pareciera que cada letra del LGBTTTI, generara su propio gueto, y desde ahí descalificara a las demás, desde estas dolorosas experiencias, afirmo que a mi parecer a la misma diversidad le hace falta diversidad, fraternidad. No vamos a lograr acuerdos perfectos de lo que significa cada cosa inclusive los consensos van a variar de una época a otra. Pero me alegra estar vive, también me asumo persona no binaria, poliamorosa, BDSM, Nudista y cada una de estas palabras me permite reconocer algo de mi existencia, visitar grupos y encontrarme personas como yo. Tener un día que festejar, es reconocer una historia, una lucha y asumir con orgullo y alegría la propia identidad. Sí, yo soy una persona orgullosamente bisexual, ya no me tengo que esconder, hay otras personas como yo, me siento feliz de existir y estar aquí.

 

Bibliografía:

RIESENFELD, Rinna (2006) Bisexualidades, Paidós, Barcelona.

RAE (2001) Diccionario De La Lengua Española, Espasa Calpe, Madrid.

“La bisexualidad es una orientación sexual dirigida hacia personas de más de un sexo y/o género, no necesariamente al mismo tiempo, de la misma manera, al mismo nivel o con la misma intensidad”. Robyn Ochs

En la imagen: Angelina Jolie, Mara Wilson, Natalia Anaya, Frida Kahlo, Alejandra Sardá , Simone de Beauvoir y Sara Ramírez







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