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Vivir entre la bisexualidad y la lesbiandad La historia de Vita Sackville-West y VIrginia Woolf

Judith Flores

Mujer lesbiana, periodista y activista LGBTTTI



Vita Sackville-West no sólo fue una inspiración del personaje Orlando, creado por Virginia Wolf en 1929. Fue una mujer con una personalidad vibrante, misma que le permitió prodigar a hombres y mujeres un amor ondulante entre la pasión desenfrenada y el amor sublime, manifestado en intensas cartas escritas a lo largo de siete décadas de existencia.


Se le describe como aristócrata, atractiva, poeta, desinhibida, polémica y rebelde. Pero ajustémonos a los hechos. Y los que vivió Sackville-West nos muestran que su vida fue el reflejo de eventos históricos que seguramente influyeron en su forma de pensar y sentir: la muerte de la reina Victoria y con ella la debacle de una época represiva, reprimida; la muerte del escritor Oscar Wilde, quien en sus últimos años de vida fue enjuiciado y encarcelado por “cometer” homosexualidad; el nacimiento de la liberación femenina o la Primavera de Praga, el replanteamiento de la izquierda europea, entre otros.


Nacida en 1892, Vita vivió su infancia en Knole, castillo familiar británico donde lo mismo disfrutó del cariño y el apoyo brindados por su padre y su abuelo, que batalló con la rigidez y poca afectividad de su madre, en un contraste emocional que la autora concilió años más tarde en sus poemas, novelas y diseños de jardines. Lo anterior está documentado en Retrato de un Matrimonio, libro de Nigel Nicolson (hijo de Vita Sackville) publicado en 1973 y en el que se dio a conocer una autobiografía que la propia autora escribiera en 1920, a sus 28 años y al octavo año de matrimonio con Harold Nicholson, diplomático y escritor.


En 1989, la editorial Grijalbo publicó en México la versión en español, misma que quien esto escribe ha retomado para referirse a la autora inglesa. En su autobiografía, plenamente consciente de su naturaleza bisexual, Vita afirma: “adelanto la teoría perfectamente aceptada que hay casos de doble personalidad en los cuales predomina alternadamente el elemento masculino y el femenino (…) tengo siempre a mano el objeto de estudio en mi propia intimidad y puedo medir la exacta verosimilitud de lo que mi propia experiencia me indica”.


Pero vamos con calma. Conozcamos un poco más a Vita Sackville-West. En sus venas corría sangre gitana, proveniente de su abuela, y en su adultez era admirada por su belleza, aunque sobre sus años tempranos ella se autodescribe de la siguiente manera: “…entre los trece y diecinueve años debo haber sido realmente horrible. Era fea, amanerada, estudiosa, sin ninguna inspiración, descontrolada, alta y flaca”. Su carácter fuerte llegaba a la crueldad con sus escasas amistades, factor que aparentemente influyó para que su vida fuera relativamente solitaria, aunque ella asegura que esa soledad fue elección propia.



Pero no todo era negativo, de hecho a los trece años conoció a quien sería su primera amiga, y su primer amor: Violet Trefusis, de once años. Sobre ésta, Sackville nos dice: “…podía ser elusiva, desconcertante, incluso indigna de confianza, pero en cualquier circunstancia tuve siempre la certeza que me pertenecía”. Con el paso de los años, la amistad infantil se convirtió en un amor apasionado que vivieron las protagonistas paralelamente a sus matrimonios tradicionales.


Vita describe en una carta de 1918: “…logré descubrir mi realidad con absoluta franqueza y dolor…Violet se limitó a escuchar…no hizo ningún comentario ni sugerencia hasta que terminé…entonces, cuando le hube dicho que solamente Harold –y nadie más—era capaz de hacer palpable lo femenino y suave que en mí había y que respecto a toda otra persona mi actitud era contraria, entonces, siempre con su infinita amabilidad, me llevó a hablar de mi actitud hacia ella…yo solamente vivía la embriaguez de la liberación, la liberación de la mitad de mi personalidad”. Su noviazgo terminó en 1921.


En 1922 se conocieron Sackville-West y (Virginia) Wolf. Establecieron una relación que fructificaría en la creación de Orlando, novela que ha sido considerada una inspirada larga carta de amor que Virginia dedicó a Vita. Su enamoramiento también acercó a Vita al Círculo de Bloomsbury, agrupación intelectual famosa por ser sembradora de nuevos conceptos sobre arte, política e incluso sobre libertad sexual. Wolf y su marido Leonard eran dueños de la editorial Hogarth Press centrada en publicar las obras de los miembros del Círculo.


La relación entre las escritoras fue tan fuerte que hasta la fecha podemos ver sus influencias y efectos. En enero de 2020 la colección alta costura primavera-verano de Givenchy, presentada en París, estuvo inspirada en las cartas que se escribieron Vita y Virginia. Y el personaje Orlando, interpretado en el cine por Tilda Swilton, también sería fuente de inspiración de la icónica Gala del Museo Metropolitano de Nueva York de este año, pero por la pandemia el evento fue cancelado. Cuando Orlando salió a la fama, Vita tenía 37 años y Virginia 47, pero la diferencia de edad entre ellas no fue obstáculo para que por siempre, o por lo menos hasta 1941, año en que Virginia se suicidó, se tuvieran un afecto especial.


Pero ¿Cómo vivió Vita sus amores? Por un lado, ella nunca abandonó o intentó terminar su matrimonio porque el amor por su marido era también real, y por otro, él no desconocía la bisexualidad de su esposa. En sus 49 años de matrimonio, hubo largos periodos de distanciamiento por los deberes laborales de Nicolson, tiempo que ambos sobrellevaron con amores y aventuras con personas del mismo sexo. Era un acuerdo tomado hasta con sentido del humor: “tus diversiones”, le decía ella a él, “tus confusiones”, él le respondía.


Este artículo es sólo un esbozo de lo mucho que hay por conocer de Sackville-West quien proféticamente escribió: “la psicología de gente como yo será asunto que interesará” cuando la hipocresía ceda lugar a “un espíritu de inocencia que una espera se expanda con el progreso del mundo”.


Aquí tenemos dos poemas de Vita:


SELECCIÓN


Teníamos un jardín en la colina,

Plantamos rosas y narcisos,

las flores que cantan los poetas ingleses,

y aguardamos la gloria primaveral.

Plantamos malvarrosas amarillas

y humildes variedades dulzonas

y aguileñas en carnaval

y soñábamos con el festival del estío.

Y que el otoño no se quedase atrás,

como heredero del sol veraniego,

recubriendo su leonada cabeza

con amapolas y enredaderas escarlatas.

Esperamos que crecieran todas ellas

plantamos hileras ornamentales

y lavandas y borrajas azules

Ay, esperamos tú y yo

pero sólo el amor creció.


POEMA PERDIDO


Cuando a veces paseo en silencio contigo

al aire libre por las amplias praderas floridas,

escucho tu parloteo y doy gracias a los dioses

por la amistad sincera que hizo de ti mi compañera

Pero en la pesada fragancia de la noche febril

busco en tus labios una caricia más loca

y arranco secretos de tu carne complaciente

y agradezco al destino que hiciera de ti mi amante






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